jueves, 27 de agosto de 2015

Juan y el Monstruo

Había una vez un chico que se llamaba Juan que vivía en Nueva York.

Su madre le dijo que sus amigos le habían invitado a una fiesta de pijamas. Pasaron unas cuantas horas y volvió a sonar el teléfono, Juan lo cogió. Era uno de sus amigos:

- Lo siento, Juan. No puedes venir, tengo la varicela y todos mis amigos también. No podemos hacer la fiesta del pijama.

- No pasa nada - contestó Juan - yo estoy muy cansado y tampoco quiero venir. Adiós.

Cuando ya era de noche, Juan dormía y sonó de nuevo el teléfono. Juan contestó pero nadie hablaba. De repente alguien tocó a la puerta. Juan abrió y... ¡Se encontró con un monstruo de un solo ojo! 

Juan se asustó muchísimo.

El monstruo le dijo:

- Tranquilo, tranquilo, yo soy bueno... He venido a jugar contigo.

El muchacho se tranquilizó un poquito y el monstruo le dijo:

- No pasa nada chico, me llamo John. He venido para ver si quieres ser mi amigo porque todo el mundo se asusta de mí, creo que soy lo más aterrador del mundo. ¿Tu quieres ser mi amigo?

- Claro, a demás te llamas como yo, John es Juan en inglés.

El chico y el monstruo se quedaron dormidos profundamente. Cuando se hizo de día, Juan estaba en la cama y buscó a John por todas partes pero no lo encontró.

En la puerta había una nota:

MUCHAS GRACIAS, JUAN. HA SIDO LA MEJOR NOCHE DE MI VIDA.
                                                                                  UN BESO, JOHN.


Fin



13 comentarios:

  1. Awww que lindo, un monstruo bueno. Eso demuestra que no todo es como parece. Y la pasaron mejor que en la pijamada. Lindo cuento Sam. Sigue escribiendo. Besito.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Mendiel. Esto que me dices es muy bonito. Te deseo una bonita noche.

      Eliminar
  2. Bendita la inocencia de los niños, lo que para un adulto hubiera sido de un susto tremendo, para Juan fue una agradable sorpresa y una acogida mutua, un nuevo amigo. Un relato reflexivo, me gustó la cara que muestras en él. Un saludo cordial Edgar.

    ResponderEliminar
  3. Un cuento muy bonito por su inocencia. Si lo hubiese escrito yo, o incluso tú, Edgar, al día siguiente del encuentro con el monstruo, la cama se habría convertido en un revoltijo de sábanas resquebrajadas y sangre, jajaja. Sin embargo, Sam le ha dado ese toque de cuento infantil con esa sutil (no me sale la palabrita así que diré su sinónimo) mensaje: las apariencias engañan.
    Dile de mi parte que siga escribiendo, que lo hace muy bien.
    Saludos a ambos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaya, hombre, ahora me viene la palabra: moraleja.
      Cómo está esta cabeza mía...

      Eliminar
  4. Me ha encantado tu cuento Sam Los monstruos sólo son malos, si somos malos con ellos, necesitan ser comprendidos y Juan ha sabido hacerlo. Un besito de una compi escritora de cuentos.

    ResponderEliminar
  5. Sam, tienes un cajón lleno de historias en tu magnífica cabeza. Tú sigue inventando todo lo que puedas. Juega con dinosaurios, extraterrestres o monstruos de un sólo ojo. Con tanto amigo así, seguro que acabas siendo la envidia del recreo. Y gracias por regalarnos este cuento, que yo ya no me acordaba de lo guays que son los monstruos. Ahora mismo voy a invitar a jugar a la play a mi amigo el tiranosaurio amarillo, que hace mucho que no lo llamo. Un abrazo, Sam!

    ResponderEliminar
  6. Ya lo he dicho pero no me canso de hacerlo, ¡me encanta que no te compliques al momento de escribir! puede que no tenga sentido o que parezca que cualquiera que escribe puede hacerlo, pero la verdad yo creo que no es tan fácil, a veces me encuentro escribiendo algo y de repente trato de cubrir y explicar tanto que termino enredándome con mis propias palabras, pero tú Sam no tienes ese problema, eso es lo hermoso de la imaginación infantil, no te complicas y no buscas darle tantas vueltas a algo, tú lo cuentas y lo cuentas como quieres. Ya había leído el relato hace días pero no pude comentar por medio de mi celular (otra cuestión que me estresa) Bien, eso es lo que tengo que decir, sigue escribiendo, y ¡Ah! por favor, si algún día tienes un celular "smartphone" no te vuelvas adicto a eso, créeme cuando te digo que no son tan valiosos como aparentan. Saludos.

    ResponderEliminar
  7. Un cuento estupendo del que puedo extraer dos cosas que me han encantado. Por un lado la actitud del niño que no se enfada al cancelarse la fiesta (el buen humor es muy importante para ser feliz) y por otro que no se dejara llevar de las apariencias y aceptara ser amigo del monstruo. Qué buenas moralejas para esta historia, Sam. Muchas gracias por compartirla con nosotros, me ha gustado mucho!!

    Un besillo!!

    ResponderEliminar
  8. Hola Sam.
    Es muy, pero muy lindo tu cuento.
    Sigue así.
    El mundo sabrá de ti.
    Que lo mejor te suceda.
    Un gran, gran abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Hola Sam. Al final tuvo una fiesta de pijamas diferente. Un gran chico que pudo aceptar las diferencias de su nuevo amigo. Me ha gustado mucho tu cuento, espero leer uno nuevo pronto. Un besillo.

    ResponderEliminar
  10. Edgar maravilloso cuento donde el niño se conforma sin enfadarse y acepta un nuevo amigo sin asustarse. Un abrazo

    ResponderEliminar